Cuando Pocoyó y Elly deciden jugar a los restaurantes, Pato, muy enfadado, se convierte de forma inconsciente en el cliente desagradable. Pato no comprende que se trata de un juego.
Pato y Elly se lo están pasando muy bien saltando a la comba. A Pocoyó le parece divertido y también quiere saltar. Lo intenta, pero no lo consigue. Les pide ayuda a sus amigos.
Pocoyó juega con nosotros a las escondidas. ¿Puedes encontrarlo?
Pocoyó quiere tocar el tambor, pero sus amigos están ocupados con otros instrumentos. Pocoyó aprende que a veces los amigos no tienen por qué hacer lo mismo que él.
Pocoyó tiene que cuidar el castillo tan bonito que Elly ha construido con los bloques de construcción. Pocoyó no puede resistir la tentación, toca el castillo y lo derriba sin querer. ¿Cómo va a arreglar las cosas Pocoyó?
Pocoyó les da a sus amigos las pocas gotas de agua que quedan en la regadera en lugar de dársela a sus flores musicales. Pato y Elly están tan agradecidos que le devuelven el favor.
Pato tiene hipo. Pocoyó, Elly y Loula le ayudan a que se le quite dándole una gran sorpresa.
Cuando Pocoyó quiere enviarle una carta a Elly, Pato hace de cartero. Tras muchas idas y venidas, Pato entrega un paquete tamaño gigante.
Nuestros amigos van a jugar a batear la pelota con Fred, el pulpo. Todos quieren batear, pero pronto aprenden que deben aguardar a su turno.
Pocoyó está muy impresionado con lo bien que se les dan a Elly y a Fred el pulpo los malabarismos. Pocoyó también quiere jugar. Fred el pulpo hace que Pocoyó practique una serie de actividades que a simple vista no tienen nada que ver con los malabarismos. Al final ¡Pocoyó lo consigue!
Pocoyó encuentra un nuevo amigo – una oruga hambrienta. Ve asombrado cómo su pequeña amiga se transforma.
Pocoyó encuentra un nuevo amigo con el que jugar – ¡su ecoooo!
Pocoyó ha decidido pintar un retrato. Sin embargo, ninguno de sus amigos aguanta sentado el tiempo necesario para acabar el cuadro. Pocoyó está triste porque cree que no ha podido conseguir lo que quería hacer, pero cuando mira el cuadro de otra manera, se da cuenta de que ha conseguido captar la esencia de sus amigos.
Cuando Pocoyó está muy triste, Fred el pulpo intenta animarlo. Cuando Elly se cae mientras ensaya sus pasos de ballet, Fred la anima. Cuando Pato está de mal humor, a Fred le cuesta mucho trabajo hacerle reír.
Pocoyó quiere jugar al golf como sus amigos, pero la verdad es que no se le da muy bien. Presta mucha atención para ver cómo lo hacen sus amigos y al final le coge el tranquillo.
Pocoyó quiere se un pato, un perro y un elefante, pero cuando Loula necesita su ayuda, nuestro amigo se da cuenta de que lo mejor es ser él mismo.