La industria de la felicidad ha convertido en imperativo vital la idea de estar bien. Desde los libros de autoayuda a los pósters de Keep Calm And Carry On, pasando por los coaches, los gurús de la felicidad o las limpiezas vaginales. Desde Arsénico Caviar estamos a favor de estar fatal como motor de cambio y fuerza transformadora tanto individual como colectiva. Pasen y lloren con nosotros.
Porque la vida no puede ser trabajar todos los días e ir el sábado al supermercado, en este episodio desgranamos todos los demonios del trabajo: los trepas, los pelotas, los calientasillas, los corporativistas y la gente a la que nunca “se le cae el boli”. En Arsénico Caviar queremos comunicarte que nunca vas a heredar la empresa y que, además, estás despedido.
Nuestros gustos se han puesto al servicio del algoritmo, y ya no sabemos si es más triste ir todos los días a la oficina y el sábado al supermercado o todos los días a la oficina y luego un capitulito de ‘La casa de papel’. Pero hay algo todavía peor que las series: las conversaciones sobre series y los pesaos de las series. En Arsénico Caviar nos negamos a formar parte del ciclo de la conversación cultural. Apaga el televisor, enciende tu transistor.
Como personas de provincias que han escogido Madrid para vivir, la ciudad nos provoca toda una serie de sentimientos y emociones radicales: ilusión y esperanza, pero también odio, rabia y desasosiego. Por aquí dicen eso de ‘Madrid me mata’, nosotros creemos que es literal. Y que la única esperanza que tenemos por aquí es esa que se apellida Aguirre.
¿Qué es exactamente un influencer? ¿Nos influyen en algo? En este episodio lo tenemos fácil: venimos a rajar de un grupo de personitas por el que todo el mundo tiene muchísimas opiniones, muy pocas positivas. Suponemos que es el precio que deben pagar por tocarse el c*** a dos manos delante de sus millones de seguidores. Pero, como en todo, también sentimos fascinación por ellos: adoramos el mundo de las apariencias, las falsedades, las mentiras, la ambición desmesurada y el ego desmedido. Porque en Arsénico Caviar nos gustan, ante todo, los grandes villanos.
Excesivas muestras de afecto en público, gente borracha con acceso a un micrófono, decenas de miles de euros invertidos en reunir a gente que no se soporta y, encima, un baile gracioso. Todo esto son las bodas, un terreno abonado para que salga lo peor de la especie humana cuando, se supone, aquí veníamos a celebrar el amor. No nos tiréis el ramo a nosotros, no pensamos cogerlo.
¿Qué es exactamente madurar? ¿Casarse, comprarse un coche, un adosado, tener hijos, no cometer más errores, vestir formal, dejar de caerse por las escaleras de los bares? Si es así, nosotros no hemos madurado nada. En este episodio abordamos el espinoso tema de cómo convertirse en personas más sabias, calmadas y profundas sin pasar a ser un soberano coñazo.
¿Qué pasa con la nostalgia? ¿Por qué últimamente la gente no deja echar la vista atrás, como si el pasado fuese un lugar mejor que el presente? ¿Por qué la nostalgia por los ochenta ya dura más que la década de los ochenta? En este episodio derribamos los clichés sobre la nostalgia y recomendamos fervientemente mirar hacia el futuro. ¿Recuerdas aquella noche en la cabaña del Turmo? Pues deja de hacerlo, qué pereza.
Nuestra existencia está llena de compromisos y obligaciones que no podemos rechazar: si no vamos a trabajar nos echan y si no presentamos la declaración de la renta nos multan. Pero podemos dejar de ir al cumpleaños de esa persona que vemos dos veces al año o de quedar con esas diez personas gritonas que afirman ser nuestros mejores amigos. Podemos y lo vamos a hacer. E invitamos a los oyentes a escucharnos para que comprendan por qué deberían hacer lo mismo.
Muchas cosas nos definen en Arsénico Caviar: somos misántropos, alcohólicos y apolíneos, pero antes de todo eso somos vagos. La pereza domina nuestra vida y lejos de condenarla la mimamos, la perfeccionamos cada día que pasa, la celebramos. En este programa rompemos las cadenas de la tiranía productiva e invitamos al oyente a que descubra su esencia más auténtica, bella y definitoria haciendo eso que es lo que más le gusta hacer a cualquier persona de bien: nada.
En 'Arsenico Caviar' hemos hablado largo y tendido de nuestro odio al trabajo, pero jamás hemos puesto el foco en el espacio que hace nuestras vidas tan miserables: las oficinas, esos lugares hechos de pladur y tristeza, con luces blancas y plantitas artificiales, que casi parecían haberse extinguido con la pandemia y, sin embargo, han vuelto con fuerza. Casi con tanta fuerza como nuestra nueva temporada.
"¿Es que nadie va a pensar en los niños?" Mira tú por dónde, en 'Arsénico Caviar' pensamos mucho en ellos. La razón principal es que nos dan miedo: los niños y el payaso de IT son los dos únicos seres capaces de asustarte desde dentro de una alcantarilla. En este episodio, analizamos la idea de procrear, de traer bebés al mundo, pequeños y maravillosos Mowglis que terminarán convirtiéndose en oficinistas llamados Jose Luis. No se preocupen, no somos niñófobos: el problema son los padres.
Esa película que crees que va de una cosa va de otra. Esa canción pop que parece solo para bailar tiene en realidad un mensaje complejísimo. Esa serie que te tiene enganchado habla en el fondo del cambio climático. Ese programa de televisión que te entretiene es muchísimo más inteligente y ácido de lo que tú crees. Chenoa es un personaje clave en la España del siglo XX. ¡Basta! En este episodio arrojamos luz sobre el cansino intento de intelectualizar lo que es puro entretenimiento, como si el mero entretenimiento no fuese suficiente.
Un montón de gente te va a cantar una canción mientras te mira fijamente y te graba con su móvil, vas a abrir regalos que no te gustan y tendrás que cambiar. Es posible que te pongan una banda ridícula o un gorro divertido sin tu permiso. Es probable que te pille en un mal día en el que no te apetece ver a nadie y, sobre todo, estás más cerca de tu muerte. ¡Feliz cumpleaños!
¿Qué es lo cuqui? Lo cute, lo mono, las cestas de mimbre con revistas de decoración dentro, Hello Kitty, el late art, los libros de Taschen, las monsteras, Mr. Wonderful. En definitiva, lo peor que le puede suceder a una persona, a una sociedad, a una civilización. Lo cuqui es adoctrinador, nos domina, nos obliga a convertirnos en personas que no somos dentro de casas en las que no queremos vivir. Una oda al feísmo, a lo hortera y a no peinarse. Una oda a no vivir inmersos en una mentira.
La conversación infinita. Todo el mundo hablando. Gente hablando en Twitch. Gente hablando en podcasts (como nosotros). Gente enviando mensajes eternos de WhatsApp. Gente que no calla NUNCA. ¿No era Internet mucho más puro e interesante cuando era un poco más silencioso (o sea, blogs, chats...)? ¿No son los momentos más felices de la vida los contemplativos, los silenciosos? Nuestra teoría es que la palabra es preciosa y preciada y que realmente no somos tan interesantes. Así que: ¿no nos vendría bien callarnos un poco? ¿Hablar menos? ¿Opinar menos? ¿Realmente merece la pena hablar tanto? En definitiva: que cerréis la puta boca.
¿Siguen existiendo los hippies en la actualidad? Desde Arsénico Caviar lo ponemos en duda. Creemos que para ser hippie ahora, tan solo necesitas tener un buen colchón y una familia con una casa en Caños de Meca. Quizás nos equivocamos. Quizás ahora hippies somos todos, azotados por esa necesidad buenista de pedir paz y amor, de contraponer posiciones maniqueas hasta terminar aceptando que otros acepten que la tierra es plana. ¿Existen los hippies? No sé, fumémonos un porro.
Hay una diferencia fundamental entre la guapura y la belleza. Guapo se nace. Quien tiene la suerte de que le haya tocado la lotería de la genética tendrá la vida más fácil, casi solucionada. Bello, sin embargo, te haces. Y cuando luchas por hacerte bello, además de, con toda probabilidad, dejarte una pasta en la todopoderosa industria de la belleza y el bienestar, quizás también aprendas una valiosa lección: que la guapura es una catetada, la belleza es un don.
Hoy venimos a hablar de deporte, lo cuál es una cosa que me parece muy novedosa, porque es precisamente uno de los tres o cuatro temas que jamás me verás tocar en la vida real. Ojo, que nosotros queríamos hacer un programa diferente: queríamos hacer “Contra los hijos de p***”. Así, en general. Pero nuestras simpáticas jefas de Podium nos dijeron, con su sabiduría y sensatez, que mejor no.
Un cuento de Navidad de Guillermo Alonso y Beatriz Serrano.
Pero exactamente, ¿qué es triunfar? ¿Triunfas de verdad si el resto no sabe que has triunfado? ¿Hasta qué punto merece la pena sacrificar nada para triunfar? Y una vez has triunfado, ¿qué demonios haces? ¿Triunfar todavía más? Analizamos los pros y los contras de esta cosa tan tramposa y maleable que es el triunfo ahora que, tras ganar un Ondas, hemos triunfado nosotros.
Sexo, sexo, sexo. En este programa abrimos el melón del sexo, sexo, sexo e intentamos explicar por qué todo lo que nos rodea es sexo, sexo, sexo y si al pensar todo el rato en sexo, sexo, sexo hemos acabado con el misterio y la fascinación que el sexo, sexo, sexo tenía sobre todos nosotros cuando éramos jóvenes y pensábamos en sexo, sexo, sexo pero no de esa, esa, esa manera.
Ser joven es un asco. Ser viejo también. ¿Qué hacemos, entonces? Estirar la juventud, traerla a nuestro terreno y ejercerla cuando tenemos suficiente cerebro, experiencia y DINERO para poder practicarla sin riesgos ni estrecheces. En resumen: en este programa damos una voltereta metafísica para ahondar en la cuestión de cómo la juventud es una cualidad que solo se puede disfrutar del todo cuando ya se ha perdido.
En 'Arsénico Caviar' hemos llegado a una conclusión: el amor es como el capitalismo, sabemos que hay algo que no está del todo bien, pero no tenemos ni idea de cómo escapar a él. En este episodio, intentamos entender (y definir) el amor, un concepto tan manido, tan absoluto, tan traído y llevado, corrompido y desgastado que, como las palabras 'libertad' o 'familia', ya no significa absolutamente nada. Alejándonos de clichés, intentamos averiguar por qué el amor nos gusta tanto. Porque seamos sinceros, ni siquiera nosotros somos capaces de vivir una vida sin amor.
De todas las emociones humanas, la vergüenza es la más inservible y absurda de todas. Algo así como la Pablo Motos de las emociones. En Arsénico Caviar exploramos y analizamos todas sus variantes (como la vergüenza de clase, la de género o la de identidad sexual) para llegar a una conclusión: la vergüenza es una herramienta de control que mantiene a las personas en los márgenes, precisamente, en los márgenes. ¿Para qué sirve la vergüenza? Para absolutamente nada.
Contra la salud mental: La salud mental se ha vuelto mainstream. Hablamos de ello en los bares, lo vemos en televisión y lo escuchamos en el Congreso de los Diputados. Sin embargo, en Arsénico caviar nos preguntamos cuánta preocupación real hay y cuánto hay de pura impostura. Si la salud mental no se habrá convertido en uno más de los muchos tentáculos del capitalismo, que ofrecen velas y cremitas en nombre del autocuidado en lugar de verdaderas soluciones. Es el problema del mainstream. Que algo que debería ser importante se banaliza, se caricaturiza y se convierte en frasecita de Mr. Wonderful. Se vuelve pop. Y entonces ya no hay stop.
Hablar mal de tu familia es como hablar mal de ti mismo. Al final, eres lo que eres gracias (o a pesar) de ellos. En este episodio, nos lanzamos a criticar a la familia tradicional y abogamos por las familias escogidas. También nos planteamos si es posible salir de tu familia (y que tu familia salga de ti) o si la familia es nuestro propio régimen totalitario. Decía Tolstói eso de que todas las familias felices se parecen, pero las desdichadas lo son a su manera. Nosotros pensamos que todas las familias de los fachas se parecen, la verdad, pero no sabemos si son felices.
Lo gourmet nos parece una ordinariez para gente con ínfulas, salir de noche nos resulta una aberración. Tampoco soportamos a los Tiktokers, a la gente que dice "comer es como viajar", el metro, el trabajo, a los DJs, el café de oficina que te da ganas de hacer caca y a la mayoría de los seres humanos que nos rodean. A veces un solo capítulo no es suficiente para sacar todo el odio que tenemos dentro, así que hemos decidido hacernos otro especial: señoras y señores, contra todo. Sí, contra usted también.
¡El turismo es un gran invento! Pero que no te pille a ti en su camino. Analizamos por qué el turismo se ha convertido en un asunto tan incómodo y cómo la diferencia entre ser un turista chungo que estropea las ciudades y un simpático viajero trotamundos radica, como siempre, en cuanto dinero te gastes. Y todo esto con la perspectiva única y personal de dos personas que odian el turismo pero aman coger aviones e ir a molestar a otros países del mundo para comprar souvenirs bonitos.
Llegamos al final de la tercera temporada (o no del todo, atentos a la semana que viene) con nuestro clásico episodio de cierre a favor de algo. Y hemos elegido a España, al lugar que nos vio nacer, este país que amamos pese a todo porque la comida está rica, el vino bueno es barato y ha conseguido ser rabiosamente moderno pese a ser hasta hace nada el cortijo de un dictador meapilas. Así nosotros también decimos: viva España. No, no como lo dicen esos otros. Tampoco nos pasemos.
Especial en directo desde Madrid.
¡Quién nos iba a decir que Guillermo Alonso y Beatriz Serrano iban a tener cuatro temporadas dedicadas al odio y un Premio Ondas! y se nos vienen arriba. Vuelve Arsénico Caviar, temporada 4 a partir del 10 de octubre
Llámalos ídolos, estrellas o dioses. Son esas personas a los que la sociedad mira desde abajo por hacer canciones, salir en películas o darle pataditas a un balón. No estamos en contra de su existencia, sino de la relación que tenemos con ellos. Sobre todo cuando has cumplido ya la mayoría de edad: si sigues en esas cuando tienes 30, 40 o 50 años, si sigues venerando a ídolos cuando deberías estar pensando en cómo abolir el trabajo, es que algo ha fallado. Has fallado tú.
No es solo que el mundo sea hoy más feo, es que lo feo domina el discurso, la estética, el espíritu y hasta se ha encargado de engañarnos y disfrazarse de bonito. En este programa intentamos descubrir qué es lo feo, por qué es tan feo y desde qué inesperados flancos nos ataca, descentrándonos y apartándonos de la que debería ser la principal misión de los ciudadanos en la vida: abolir el trabajo. Porque lo feo es trabajar.
Creemos que nuestras relaciones de amistad son las relaciones más profundas, honestas y duraderas que tenemos a lo largo de nuestras vidas. En la amistad, no deberían existir las obligaciones que surjen en otro tipo de relaciones, como las laborales, las sentimentales o las familiares. Pero EXISTEN. Y eso es lo que odiamos profundamente: los grupos enormes, los cafés innecesarios y las 'rupturas' entre amigos por culpa del chisme. Dicen que quien tiene un amigo tiene un tesoro, quien tiene 27 tiene un problema mental.
No es que odiemos el dinero. ¡Nos encanta! Lo que odiamos es, en esencia, no tenerlo. Es más, lo que odiamos es que el dinero (o, más bien, la ausencia de este) ocupe tanto espacio mental en nuestras cabezas. En España, tenemos la falsa creencia de que hablar sobre dinero es una cosa vulgar y de mal gusto, sin embargo, lo que no se nombra no existe. Así que: DINERO, DINERO, DINERO. A ver si empieza a existir, a lo grande, en nuestras cuentas corrientes.
La gente es incapaz de tener la boca cerrada. Incluidos nosotros, que cada semana damos la murga durante una hora sobre cualquier tema que se nos pase por la cabeza. ¿Sabéis por qué? Porque en un mundo lleno de palabras y de ruido interpretamos el silencio como algo extraño, confuso e incómodo, pensamos que se debe al aburrimiento o al desinterés. Y para llenar ese silencio hablamos. O peor: opinamos. Porque la opinión no requiere conocimientos, análisis ni experiencias. La opinión es gratis. Y deberían empezar a cobrarla.
¿Qué hay peor que ser un plasta? Absolutamente nada. En este episodio hacemos un llamamiento para ser todos un poco más livianos, más generosos, más elevados y más divertidos y dar a las cosas la importancia justa que tienen. Un alegato antilloricas, antidramas, antipolicía de la moral y antipatrones de la virtud. Ya lo dijo un gran sabio: en esta vida se puede ser de todo menos un coñazo.
¿Estás triste? Compra. ¿Estás contento? Compra. ¿Estás enamorado? Compra. ¿Te sientes solo? Compra. Analizamos en este episodio cómo llegamos a convertirnos, antes que ciudadanos, personas, amigos, amantes, santos o pecadores, en consumidores que compran y compran mientras la civilización se cae a pedazos. ¿Rebajas? Compra. ¿Black Friday? Compra. ¿Cybermonday? Compra. ¿Se acaba el mundo? Compra, ¡compra, compra!
Vamos a ver: desde que todos tenemos un aparatito en nuestros bolsillos que nos permite tener acceso a toda la información y a todos nuestros contactos en cualquier momento y desde cualquier lugar somos más infelices. ¿Qué nos pasa? En este episodio nos preguntamos si existe un Internet del bien o si, por el contrario, estamos condenados como humanidad a utilizar mal todo lo que cae en nuestras manos. ¿Nos hacen las redes sociales peores personas o es que sacan a nuestro verdadero yo, y nuestro verdadero yo es un ser miserable? No lo sabemos. Pero deja de mirar a tíos buenos en Instagram un rato y ponte este episodio, te vendrá bien.
El episodio especial de esta temporada se centra en la verdadera y desconocida historia tras ‘Arsénico Caviar’. ¿Qué unió a Beatriz y a Guillermo en sus infancias? ¿Cómo llegaron realmente a conseguir un podcast de éxito en Podium? ¿Qué dijo Guillermo para que fuesen detenidos durante meses en un país asiático? ¿Cuál fue la naturaleza exacta de la relación entre Beatriz y un animal de granja? Todo esto y mucho más obtiene por fin respuesta.
En nuestro episodio más terapéutico, hacemos un esfuerzo para amar una estación que nosotros, firmes defensores del verano, habitualmente odiamos. Aunque nos gustaría poder hibernar de enero a abril, reconocemos que esta fría estación también tiene sus cosas bellas: el verano es pura evocación, el invierno es crudeza y realismo.
Oficinas, trabajo, obligaciones, tuppers con sabor a desdicha, metro en hora punta, rutina, apatía, ganas de llorar. En Arsénico Caviar despedimos la temporada con un directo desde la sala Berlanga en el que, aprovechando la novela 'El descontento', de Beatriz, por fin podemos hacer ese episodio que tanto nos habéis pedido: Contra el trabajo. Además, con la excusa de que todo es ficción, nadie nos puede despedir.
¡Se acabó la espera! Y viene fuertecita la quinta temporada. Si pensabas que ya habíamos rajado de todo, subestimas nuestro arte.
La fama es un universo tan atrayente como repugnante. En este episodio de inicio de temporada, exploramos algunos de los ingredientes que hacen que no podamos dejar de hablar de sus verdaderos protagonistas, los famosos: de la fama súbita, la que te llega de la noche a la mañana, a los famosoides, aquellos que se mueven en la misma órbita que los verdaderos famosos, pero son muchísimo más desagradables e idiotas.
¡Se nos quedaron muchas cosas en el tintero! La fama y los famosos son dos temas que queremos desgranar con mayor detemiento: en este episodio hablamos de la fama infantil, de los nepobabies, de las personas que construyen su personalidad haciendo namedropping de los famosos a los que conocen, o de esas personitas anónimas que, por el auge de las redes sociales, performan como si fueran famosos ante sus 125 seguidores.
La basura no es solo aquello que tiramos a los contenedores y con lo que contaminamos nuestros bellos océanos. La basura también es las series de mierda que nos metemos por el culo, los agujeros negros de YouTube, las conversaciones que no nos aportan nada, o las opiniones que lanzamos en internet sin tener ni idea de lo que hablamos. La basura eres tú y la basura somos nosotros. Sobre todo, la basura somos nosotros dos.
Decía Aristóteles aquello de que virtud está en el término medio entre dos extremos. Aun a riesgo de parecer sobrados, nosotros apostamos más por la vertiente folclórica, más que la aristotélica, de la vida: no es sorpresa para nadie que en Arsénico Caviar nos gusta el exceso y estamos en contra del autocontrol. Nos gustan las casas de vieja loca, los personajes 'larger than life', las borracheras y también las resacas. Todo lo controlado nos constriñe. Y si vivimos constreñidos, para qué vivimos.
El pasado es algo tan natural como el trasero: todos tenemos uno. Sin embargo, hay gente que lo utiliza como arma arrojadiza. Como esos que han sufrido mucho y decide que el resto del mundo lo sepa siendo constantemente insoportables. O aquellos que han sido tan felices en el pasado que en el presente han decidido volverse unos amargados porque ya nada les parece bien. En este programa dilucidamos sobre qué hacer en el pasado y donde ponerlo para que no moleste y sobre todo, llegamos a la conclusión de que aunque resulte cálido y confortable, ya no vivimos ahí.
En esta vida se puede ser cualquier cosa menos un plasta, y si usted ha decidido ser uno, tendrá que admitir que poco a poco vaya formándose un círculo de vacío a su alrededor para que pueda ser un plasta feliz, pero a solas. Así que hemos decidido clasificar a los plastas, detectarlos y eliminarlos de nuestra vida o, al menos, mandarlos a ser plastas al único lugar donde están moral y legalmente legitimados para ello: en su casa.
¡Nombres, puestos, currículum, acción! Dice la RAE que el mundillo es ese "conjunto limitado de personas que tienen una misma posición social, profesión o quehacer" y la palabra clave es, precisamente, "limitado". Analizamos los mundillos, sus trampas, sus penurias, sus ídolos de cartón piedra y también repasamos todas esas ocasiones en las que nosotros mismos intentamos formar parte de alguno. Ah, y como fue un episodio grabado en directo en la Academia de Cine, hablamos de cine un poco también, ya que estamos.
No nos gusta planchar, pero nos gusta que esté bien visto ir planchado. En este episodio nos metemos de lleno en ese fascinante mundo de la norma social, la pompa y el protocolo. En lo necesarias que son las normas, aunque sea para romperlas, y en lo útil que resulta que haya ciertas guías que te digan cómo comportarte en la mesa, en un cóctel o en una redada. Aunque luego, como siempre, acabemos haciendo todo lo contrario de lo que deberíamos.
Todo está en los libros, dicen. Podrías no salir nunca de una biblioteca y descubrir más sobre el mundo que yéndote a Japón. Los libros, para las personas solitarias como nosotros, han servido históricamente como guía y también como refugio. Y escribir, casi como bálsamo.Por otro lado... no todo está en los libros. Hay libros que son una basura, escritores a los que les deberían revocar la licencia, influencers que hacen cosplay de la lectura, la escritura y la literatura y, en general, gente que se ha puesto a leer para contarlo en Instagram y ver si así por fin folla. Este programa está dedicado a todos ellos.
En este episodio epistolar celebramos el final de la quinta temporada de Arsénico Caviar y el principio del verano recordando algunas de nuestras mejores postales veraniegas: cuando estuvimos una semana sin hacer nada en un todo incluido de Lanzarote, cuando nos emborrachamos en Nápoles, cuando vomitamos en Sicilia o cuando nos cruzamos en una cafetería de Los Ángeles con James Franco antes de que lo cancelasen por aquello de ******** ******. ¡Viva el verano!