Como personas de provincias que han escogido Madrid para vivir, la ciudad nos provoca toda una serie de sentimientos y emociones radicales: ilusión y esperanza, pero también odio, rabia y desasosiego. Por aquí dicen eso de ‘Madrid me mata’, nosotros creemos que es literal. Y que la única esperanza que tenemos por aquí es esa que se apellida Aguirre.