Llámalos ídolos, estrellas o dioses. Son esas personas a los que la sociedad mira desde abajo por hacer canciones, salir en películas o darle pataditas a un balón. No estamos en contra de su existencia, sino de la relación que tenemos con ellos. Sobre todo cuando has cumplido ya la mayoría de edad: si sigues en esas cuando tienes 30, 40 o 50 años, si sigues venerando a ídolos cuando deberías estar pensando en cómo abolir el trabajo, es que algo ha fallado. Has fallado tú.