¿Qué hay peor que ser un plasta? Absolutamente nada. En este episodio hacemos un llamamiento para ser todos un poco más livianos, más generosos, más elevados y más divertidos y dar a las cosas la importancia justa que tienen. Un alegato antilloricas, antidramas, antipolicía de la moral y antipatrones de la virtud. Ya lo dijo un gran sabio: en esta vida se puede ser de todo menos un coñazo.