Aterrados, cubiertos de sangre y sin atreverse a mirar hacia atrás, Jordán y Cornelia huyen en mitad de la noche a través de un paraje desértico. A pesar de ser casi unos niños, son perseguidos implacablemente por un grupo de personas sedientas de venganza. Por suerte, encuentran un escondite en la oscuridad, pero no será por mucho tiempo.
Un enorme autobús se ha instalado en la plaza del pueblo. Frente a él, Caterina Izara, una iluminada imbuida de un conservadurismo atroz, celebra un mitin para los vecinos de la zona que la aclaman como a una deidad. No muy lejos de allí, los agentes Teodoro y Sorroche aparcan sus desgraciadas vidas para dar comienzo al turno de noche. Pero la calma no durará mucho.
Semanas antes del asesinato de Josué… La vida de Cornelia en el campamento es un verdadero infierno. Su única vía de escape es Tábata, con la que disfruta sumergiéndose en historias cargadas de magia y misterio. En el tiempo presente, Teodoro y Sorroche lidian con el asesinato de Jordán. Las inmediaciones del cuartel se han abarrotado de familiares de Josué buscando venganza.