España acude a Alemania inmersa en incógnitas. Al menos desde fuera. Para algunos jugadores como Rodrigo o Carvajal, el curso ha sido extenuante; hay futbolistas importantes como Unai, Dani Olmo o Pedri, mermados por las lesiones; los más jóvenes, Lamine Yamal o Nico Williams, generan dudas por su inexperiencia y otros más veteranos como Morata o Laporte necesitan volver a reivindicarse.
Después de la exhibición del equipo y en especial de Nico ante Italia, las dudas cada vez son más pequeñas. En el vestuario, un grito estremece al grupo: “Vamos a ser campeones de Europa”. Es Morata, que arma de moral a un equipo enrabietado que ya está en octavos. España concluye la primera fase como la única selección capaz de ganar sus tres partidos, pero ahora llega la revelación del torneo.
“La Eurocopa es un torneo de momentos”, apunta Rodri vaticinando lo que viene. Si hay un momento clave en el torneo fue el que protagonizó Mikel Merino aquella tarde. Un centro perfecto de Dani Olmo es rematado por Mikel con un salto imponente que confirma la fe y la ilusión de todo un país. Tras Alemania, Francia aguarda a España en la semifinal.
Hemos visto el proceso de Unai Simón con su muñeca lesionada, la personalidad de un desconocido llamado Cucurella, la espontaneidad de Nico y Lamine, la jerarquía del capitán Morata con sus compañeros… Todo converge poco antes de la final. Mientras los jugadores viven con naturalidad las horas previas al gran duelo, la excitación se apodera de sus familiares y de todo el país.