Un corrientazo no es lo que propone Pachito Santos se les aplique a los estudiantes en las protestas, sino el más popular y económico de nuestros almuerzos, infaltable en la dieta de colombianos de todo el país. Generalmente consta de sopa, seco con un buen principio, una que otra adición, jugo o una gaseosa a la que ya se le ha escapado el gas, un casi inexistente postre servido en copa aguardientera y un palillo al lado de la cuenta. De corrientazos, subcorrientazos y el combinado –el más pariente más humilde de todos– habla Rivas en este capítulo.