Después de unos años de cocina basada en lo autóctono, comienza a abrirse camino un estilo más personal, vinculado a las vanguardias y a la intención de ir conquistando una plena libertad creativa. Nacen los primeros métodos creativos y en cuanto a la estructura del menú destacan la entrada de las tapas y la sustitución del carro de postres por los postres emplatados. Es una época muy dura, de penurias económicas. Se edita el libro "El sabor del Mediterráneo".