Un coche de una mafia de narcotraficantes sale huyendo de un control de la policía. Durante la persecución se producen disparos, tanto por parte de los agentes como de los perseguidos, resultando heridos miembros de los cuerpos de seguridad, mafiosos y personas inocentes.
Luis, el capo de la banda que ha salido prácticamente ileso, no se siente seguro en el hospital. Insiste a Dávila en que quieren matarle y le amenaza con que si ocurre así, él será el responsable.
Otro de los heridos es una policía llamada Alicia que puede que pierda la visión tras rasgarse los ojos con los cristales de su coche. Cruz no encuentra ningún posible donante de córneas. A Vilches se le ocurre una solución, pero es ilegal.
Diana y Antonio también son una pareja que ha resultado herida en el tiroteo. Ambos se quieren, pero el hombre está casado. En el hospital les atienden Javier y Laura a quienes les será imposible no sentirse identificados.
Por último, Aimé también puede verse reflejado en otro caso: Nacho, otro inocente del tiroteo, recibe la visita de su hija Lucía y de Silvia, su ex–mujer. Ella no está segura de si debería estar ahí, ya que lleva años sin verle.