Los Navarro han celebrado la boda del hijo menor de la familia, Santi, que se ha casado con la adorable Rose. Sin embargo en esta boda ha pasado de todo. Vuelve a ver los mejores momentos del primer capítulo de 'Algo que celebrar'.
La familia Navarro tiene el placer de invitarles a la comunión de Nico y Mateo, los dos más jóvenes del clan. A cargo de la organización, Laura y Pilar, cuñadas y archienemigas. Como diría el bueno de Enrique en uno de sus partes meteorológicos, "cien por cien de posibilidades de tormenta".
Francis, el hermano de Manuel que se fue a hacer las Américas, invita a toda la familia Navarro a su exclusivo club de golf para celebrar el ochenta y cinco cumpleaños de la abuela. Con la excusa de no disgustar al pijo de su hermano, que no sabe nada de su separación, Manuel le pide a Concha que acuda con él a la celebración y haga un poco el 'paripé'. Concha accede con una condición: que Manuel le firme de una vez los papeles del divorcio. Harto de que el vago de Santi sablee a su padre un día sí y otro también, Lolo se planta: si el niñato quiere dinero, que arrime el hombro y trabaje con ellos en la pastelería. Cuando parece que a Santi no le va a quedar más remedio que pasar por el aro, el Borrascas le ofrece una salida mucho más atractiva: ¡Ibiza!
Coincidiendo con el día de la madre, Concha invita a sus hijos a pasar el fin de semana en una casa rural propiedad de Camilo (Eloy Arenas), su nuevo novio, una especie de hippy eco-naturista trasnochado. Los Navarro acuden al encuentro con una mezcla de curiosidad y repelús sin saber que Manuel, muerto de celos, les ha seguido y amenaza con arruinar la celebración.
Laura está de bajón. Lo último que le apetece es celebrar su cumpleaños rodeada de gente. Como Enrique, su marido, tiene ese don innato para la predicción, le organiza una fiesta sorpresa de disfraces e invita a toda la familia, claro. Un nuevo acierto de "El Borrascas", que le estallará en la cara de la manera más inesperada...
Manuel va a recibir el premio al "Rosconero del año" y los Navarro acuden en tropel a la entrega del galardón, que tiene lugar en un coqueto hotel con su spa y su bodega. Para sorpresa de todos, Manuel acude de la mano de su nueva novia, Felicidad (Belinda Washington). Que se entere Concha de que él también puede rehacer su vida, aunque sea con una mujer atractiva, sí, pero también metomentodo, mandona y, ¡cuidado!, peligrosamente gafe.
La tía Enriqueta, solterona amargada con quien María no se habla desde tiempo inmemorial, muere de forma repentina en plena reunión familiar. Los Navarro, que no le tenían especial cariño a la difunta, pretenden despachar el funeral de aquella manera hasta que una escandalizada Pilar se impone: hay que despedir a la tía como se merece. Y de paso, llevarse de estrangis la pequeña fortuna que la tía escondía en su cocina...