Pelayo y Pati organizan una fiesta en su casa para los jefes y compañeros del banco. Para animar la noche contratan a una pitonisa que, en el ejercicio de su labor, tiene buenos augurios para todos, Pelayo, Fran, Lola, todos menos Pati. Las cartas le predicen tragedia, desastre y mala fortuna pero Pati, con su habitual pragmatismo, decide no dar importancia al tema. Pero cuando los prometedores pronósticos se van cumpliendo y todos los demás tienen buena suerte y les van bien las cosas, a Pati no le queda más remedio que tomarse en serio las predicciones de la vidente