Carlos engaña a su madre, Lucía Piqueras, una actriz retirada, para meterla en una residencia de ancianos y quedarse con su piso. Su idea, una vez se haya hecho con el piso, es vender el edificio, ya vacío, al banco en el que trabaja. Cuando descubre el engaño, Lucía decide fugarse de la residencia acompañada de otros ancianos y de Lola, la cocinera, y okupar el edificio, impidiendo con eso que Carlos pueda cerrar su brillante negocio con el banco.
Lucía Piqueras decide volver a actuar para aportar dinero al fondo común de la casa. Después de pasar varias décadas alejada de los escenarios, Lucía prepara una versión muy personal de La Casa de Bernarda Alba. Sus compañeros deben lidiar con ella para que no eclipse con su actuación la fiesta de inauguración que han organizado en la casa okupa. Por su parte, Carlos, el hijo de Lucía, ha contratado a un abogado, un verdadero tiburón, según él, para desalojar el edificio. Pero todos comprenderán que ganarle un pulso a la Piqueras no es cosa sencilla.
Han elegido a Lucía para hacerle un reportaje en una revista sobre la familia. Para ello es imprescindible que salga ella y su familia. Pero como Lucía no quiere presentar a Carlos como su hijo, decide buscarse un sustituto. Y el elegido es Pistolas. El líder de la casa okupa, un auténtico antisistema, se ve obligado a interpretar el papel de hijo modélico de la Piqueras. Mario sospecha que Nancy engaña a Pistolas. En el papel de detective, decide seguirla y descubre que es de familia rica y que su padre le está pagando un máster. Mario decide guardarle el secreto a Nancy, pero su silencio no va a ser gratis.
A los okupas se les ocurre hacer un calendario con fotos suyas, 'Calendario solidario por los abuelos okupas', para venderlo y así recaudar fondos para la casa. A Lucía le parece buena idea, siempre y cuando ella se la protagonista absoluta: 'Doce meses con Lucía Piqueras'. Otra vez, los okupas se enfrentan a Lucía, pero sólo uno de los dos calendarios es el que se pone a la venta. Una fuga de agua en la cocina de Lola transforma a Carlos de empleado de banca en fontanero. Aunque si va a echarle una mano a la Lola, será mejor que la escuálida Encarni no se entere. Lucía sufre un accidente en las escaleras y se ve obligada a permanecer inmovilizada en una silla de ruedas en su casa. En las horas muertas, espía al vecindario con unos prismáticos... Hasta que cree ver el asesinato de Encarni en manos de Carlos. Aterrorizada, cree que ella va a ser la siguiente. Al mismo tiempo, el hijo de Mario viene a hacerle una visita. Mario desconfía de él. Sabe que no es de fiar y sospecha que, en realidad, viene a desplumarles. Intenta por todos los medios echarle de casa, pero encuentra una firme defensora de su hijo: Nancy.
Los okupas organizan unos talleres en la casa para sacar dinero. Uno de ellos, el de interpretación, lo imparte Lucía. A ese taller acude Osvaldo, un aspirante a actor que, en el fondo, más que querer aprender a interpretar quiere proponerle a Lucía hacer un montaje para la prensa del corazón. Carlos, preocupado por el rumbo que ha tomado su relación con Encarni, debido a su acercamiento a Lola, se apunta al taller de baile de la casa okupa con el fin de darle una sorpresa a su mujer. No cuenta con que la profesora de baile no es otra que la propia Lola. Lucía por fin consigue un papel importante en una serie de éxito de televisión, que no es otra que 'Amar en tiempos revueltos'. Solo hay un problema: ha perdido su dentadura postiza y no puede hablar bien. A pesar de eso, y de tener una dicción horrorosa, Lucía no está dispuesta a perder esta oportunidad. Por su parte, los ancianos le roban a Nancy su tarjeta de crédito y empiezan a gastar sin control. Nancy los descubre, pero no puede hacer nada, si no quiere que le digan a Pistolas que en realidad es de familia bien y tiene dinero. Encarni le roba un pañuelo de imitación a Lola. Lola exige a Carlos que interceda, lo cual lo coloca entre las dos mujeres.
Lucía Piqueras no está en Internet. Todo el mundo está, menos ella. Para remediarlo está dispuesta a hacer lo que sea. Incluso morirse. Y es lo que hace. Nancy cuelga en Internet la noticia del fallecimiento de Lucía. El disparatado plan llevará a la actriz a realizar el papel de su vida: fingir su propia muerte para que se vuelva a hablar de ella. Pistolas, entre tanto, quiere colaborar con una ONG obligando a sus compañeros a donar sus propios objetos. Está claro que Pistolas es solidario a más no poder, hasta que debe separarse de sus queridos tambores. Lucía encuentra un cachorrito en la calle y decide adoptarlo. Piensa que toda buena estrella del espectáculo tiene un perrito. El único detalle es que a Lucía no le gusta cuidar perros. Y, lamentablemente, además de pasearlo y enseñarlo, tiene que cuidarlo. La relación va de mal en peor y el perro la acaba odiando. Paralelamente, Encarni, a espaldas de Carlos, lanza un violento ataque a la casa okupa. Publica en el periódico que en la casa funciona un club de alterne para crearles mala fama y poner el barrio en contra. Pero el plan le saldrá mucho peor de lo que es capaz de imaginar.
Lucía recibe la visita de una vendedora a domicilio. Incapaz de contenerse, empieza a comprar sin control. Abandonada por Carlos, que se niega a pagar sus caprichos, Lucía no tiene más remedio que recurrir a sus compañeros para hacer algo tan simple como decirle "no" a la vendedora. Pero la vendedora no se va a dejar convencer fácilmente. Lucía cree que el culpable de que su carrera no remonte el vuelo es Alonso. Por eso decide despedirle. Sin embargo, no por ello cambia su suerte. Incapaz de rectificar, Lucía hace creer a todos que está rodando una superproducción como protagonista.
Carlos, desesperado por no poder librarse de los okupas, amenaza con suicidarse, tirándose desde el balcón de la casa de su madre. Los okupas se plantean abandonar la casa ante el peligro de tener una muerte sobre sus conciencias. Al mismo tiempo, a Lucía le surge la posibilidad de interpretar un papel en un culebrón que se rodará en Miami para el público hispano de Estados Unidos. Sólo tiene que cumplir un requisito: saber conducir. Un problema, ya que Lucía no sabe ni qué pedal es el embrague. Esto le preocupa más que el posible suicidio de su hijo. Y Nancy ve cómo su relación con Pistolas se tambalea cuando aparece un ex novio al que dejó plantado en el altar el día de su boda. Lucía se va a Miami a interpretar un papel en un culebrón. Alonso consigue un billete para un acompañante que cree, va a ser él. Sin embargo, a Lucía, aunque no quiera reconocerlo, le gustaría viajar con Mario. ¿Quién acompañará al final a Lucía a Miami? Encarni quiere ganarse a Rodrigo, el nuevo jefe de la sucursal del banco. Para ello, le invita a cenar a su chalet. Carlos la quiere matar: si Rodrigo ve dónde viven, descubrirá todos los chanchullos que ha hecho Carlos en el banco para poder pagar la hipoteca. Toda la vida de Carlos puede irse al traste. Menos mal que está Lola para apoyarle Pistolas, preocupado por su relación con Nancy, tras la llegada de su ex, toma la iniciativa y le pide matrimonio. Gracias a eso, descubre todos los secretos de Nancy