Mientras están en la playa, los habitantes en tierra ven a lo lejos que alguien ha lanzado una bengala. Sólo puede significar una cosa: Max está en peligro. Hace una semana que se adentró en la isla y, desde entonces, no habían sabido nada de él. Está claro que está pidiendo ayuda así que deciden organizar una pequeña expedición. Piti, Cho, Vilma y Ainhoa partirán en busca del joven. La situación en el edificio debe ser también bastante dramática a juzgar por la última comunicación de Ulises, en la que informaba de que les estaban atacando. El Estrella Polar ya va camino del edificio, llegarán al amanecer con la esperanza de que todos estén bien y haber podido llegar a tiempo. Palomares y Gamboa apuntalan los armarios del laboratorio cuando, de pronto, ven como del agujero hecho con la taladradora comienza a salir un hilillo de líquido rojo. Parece sangre. ¿Qué hay escondido en las paredes del laboratorio y por qué? ¿Estará Julia al tanto de este doble fondo? No son los únicos que han hecho un hallazgo inquietante. Ramiro ha descubierto por accidente una pequeña cámara de vigilancia en el camarote del capitán. Si siguen el cable hasta el terminal descubrirán quién es el responsable del espionaje. El capitán y Julia han tenido su primera riña, es un pequeño desacuerdo domésticos sin importancia pero no estarán demasiado bien aconsejados. Tampoco parece fluir la relación entre Cho y Vilma. La joven, que no sabe si es por el idioma o porque no le gusta, decide intentar dar el primer paso dándole un beso pero él se retira por acto reflejo frustrando aún más las esperanzas de Vilma.