Salvados viaja este domingo al Espacio Natural de Doñana, Patrimonio de la Humanidad y el espacio natural con mayor diversidad de Europa, para ver sobre el terreno cómo conviven la protección del parque con la actividad que se desarrolla en su entorno, y valorar si esta actividad supone una amenaza para el futuro del espacio protegido. Jordi Évole recorre el parque con Miguel Delibes de Castro, actual presidente del Consejo de Participación de Doñana y uno de los primeros biólogos que llegó a Doñana, en 1972. Delibes señala el gran valor medioambiental del parque que lo convierte en algo único. También asegura que su principal amenaza es la disminución de la disponibilidad de agua dulce que proporciona el acuífero que hay bajo su superficie. Una amenaza que puede llevar a la UNESCO a considerar el Parque Nacional como Patrimonio de la Humanidad en peligro. La bióloga del CSIC Carmen Díaz Paniagua muestra a Évole lagunas del parque que se han secado del todo. Díaz Paniagua, que trabaja en Doñana desde hace 30 años, asegura que sus estudios demuestran que los mayores descensos del acuífero coinciden con la construcción de la urbanización de Matalascañas y, sobre todo, con la intensificación del cultivo de fresa y fruto rojo en las inmediaciones del parque. Ya fuera del espacio protegido, Évole visita la zona en la que se concentran estos cultivos de fruto rojo con Felipe Fuentelsaz, de la ONG WWF. Fuentelsaz enseña cómo han proliferado los invernaderos, legales pero también ilegales, y cómo se extrae agua desde pozos particulares instalados sin ningún control, que toman el agua del acuífero de Doñana. Évole visita también una cooperativa agrícola de la zona y habla con varios agricultores dedicados al cultivo de fruto rojo. Todos coinciden en destacar la importancia de su actividad, clave para la zona por los puestos de trabajo que supone. Igualmente lamentan que la administración no haya solucionado un abastecimiento regularizado