Tras una noche tormentosa, William y Mariana se reencuentran. Ante la inminente mudanza de William, Joao y Andrés discuten y aceptan el temor que les causa la vida en pareja sin su “niño” a cargo. Juliana, llevada por la vergüenza de sus acciones, acepta la intervención que le hacen sus hijos y cierra su ciclo de experimentación con un particular discurso sobre el amor propio.