Lucía, una subinspectora del MIP, debe declarar contra un ultra detenido cuando trataba de apalear a un mendigo. Antes de que se celebre el juicio, la agente comienza a recibir amenazas y a encontrar pintadas en su casa, obra del grupo de ultras al que pertenecía el acusado. A pesar de todo, decide testificar en el juicio, lo que provoca que el jefe del grupo, un individuo muy violento, comience a preparar una venganza contra ella.