Con la muerte del pequeño Jaume y muy afectada, Teresa decide llamar al notario Riera una última vez, cuando hace muchos años que no se ven. Ella ha envejecido con la desaparición del niño y ha tomado la decisión de hacer testamento. Incapaz de creer que Maria y Ramon sean unos asesinos, aunque Armanda se lo había advertido, rompe la promesa que le hizo a Sofia, de quien se siente muy alejada, y decide dejarle la casa a Maria.