Christine Schultz fue asesinada en su casa de noche y por la espalda. Sus hijos, de 11 y 7 años, fueron testigos del brutal ataque. La persona condenada por el crimen protagonizó una de las fugas de prisión más largas en la historia de Estados Unidos, y, 42 años después del asesinato, puede que el verdadero culpable todavía no haya pagado por el crimen.