Suzanne Capper era una adolescente de 16 años que ansiaba una familia, amigos, sentirse querida y tener una vida familiar normal. En vez de eso, encontró a las personas más retorcidas y con menos escrúpulos del Reino Unido. Fueron quienes cometieron el crimen que, aún hoy, se recuerda como uno de los más crueles en la historia del país.