Gracias al apoyo incondicional de Mario y Gema, por fin Dani ha conseguido levantarse de la cama para ir a trabajar. Sólo han pasado dos semanas desde el aborto pero tal vez el trabajo sea la mejor terapia para superar la pérdida. Mientras tanto, Silvia se ha encargado de tener al día todos los asuntos de Dani que, agradecida, está pensando en ofrecerle a Silvia pasar a ser socia del bufete. Silvia no tendrá tiempo de celebrarlo antes de que todo empiece a torcerse para ella. Dani ha decidido hacerse cargo de uno de los casos de Gonzalo: una mujer torero que ha denunciado a un empresario taurino por discriminación. Lo que no sabe es que esa cita se anuló y la mujer a la que acaba de recibir es Vicky, una prostituta de lujo que asegura que un famoso cliente suyo, fallecido el mes pasado, la nombró heredera universal de todos sus bienes antes de morir. Tiene pruebas: un vídeo doméstico no apto para menores. Gonzalo no puede hacerse cargo de ese caso porque está muy ocupado con el juicio de Rocío (Paz Vega). Según ella, no conocía de nada a su último amante, algo que les resulta imposible de creer a todos ya que él, antes de morir, le dejó toda su herencia en el testamento. Hay algún dato que se les escapa o, sencillamente, Rocío les está mintiendo. A Pedro no le ha quedado otro remedio que secuestrar a su propia hija, Teresa, a la salida del colegio ya que su exmujer no le permite ver a la niña bajo ningún concepto. La niña, que cada vez que ve a su padre tiembla de miedo, ha llamado a la policía para pedirles que le salven y su padre ha acabado detenido en comisaría. David tendrá que hacerse cargo de la defensa de Pedro, algo que detesta porque todo apunta a que, efectivamente, Teresa tiene algo que temer de su progenitor. A Mario, como siempre, parece no importarle el trasfondo del asunto sino el dinero que le reportará aunque David sabe que, en realidad, tampoco para Mario es plato de buen gusto.