Rocío está acusada de la muerte de uno de sus amantes. Al fin y al cabo es el tercer hombre que se muere después de hacer el amor con ella. Algo, como poco, sospechoso. Rocío quiere que la defiendan los mejores y sabe que, para eso, es a LEX a donde tiene que acudir. Lo sabe porque ella también es abogada y conoce su fama pero también porque los socios del bufete, Dani, Mario y Gonzalo, fueron sus compañeros de facultad. Mario y Gonzalo también la recuerdan a ella con perfecta claridad: su chepa, sus granos, su bigote… pero el dinero es el dinero y Rocío ha pagado lo suficiente como para saltarse la lista de espera del despacho. Mario y Silvia tratarán de afrontar con naturalidad su furtivo y desatinado encuentro amoroso de la pasada noche. Sin embargo, no es un secreto que deban guardar sólo ellos dos. La tercera en discordia, Eli, que les vio besándose, tal vez no sea tan indulgente como ellos con lo sucedido. Mario no quiere estropearlo todo una vez más y menos ahora que el corazón de Dani parecía haberse reblandecido después de que fuesen juntos a la primera ecografía del bebé que esperan. Lex ha caído del primer puesto al octavo en el ranking de los mejores bufetes del país. Necesitan hacer algo para recuperar su prestigio y popularidad y Gonzalo está convencido de que la clave está en conseguir más presencia mediática. En la puerta del juzgado encontrará su perfecta oportunidad: un chico que ha sido detenido por dar marihuana a su madre para aliviarle el dolor de la quimioterapia. Un caso muy apropiado para mostrar la mejor imagen de LEX sobre todo porque ha suscitado un gran interés en los medios Mientras investiga un caso, Gema salva la vida de un hombre que estaba a punto de electrocutarse. Gracias a su intervención se ha hecho sólo un rasguño y por eso la sorpresa de Gema será mayúscula cuando le vea aparecer en su despacho con muletas y collarín, dispuesto a ponerle una demanda si no le paga treinta mil euros por las s