El sábado 6 de septiembre de 1522, tres años después de partir, la nao Victoria llegó a la bahía de Sanlúcar con solo 18 supervivientes a bordo. Esos hombres, al borde de sus fuerzas, habían dado la vuelta al mundo por primera vez en la historia. Volvieron para contarlo, abriendo un nuevo mundo ante los ojos de todos. El descubrimiento del estrecho de Magallanes no solo descubría una vía comercial con Asia, sino que permitía conectar culturas, lenguas y tradiciones. Un primer paso hacia la globalización.