En el siglo XVI, la influencia de la religión era algo decisivo en la concepción del mundo, por lo que también estuvo muy presente en el viaje. Fue muy importante cómo se vivió la religión a bordo y cómo fue su transmisión a los pueblos que iban encontrando por el camino. Además, en esa época todavía no se tenía una idea clara de cómo era de grande el mundo o de la extensión real de los océanos. Tenían ante ellos un desafío plagado de incógnitas, supersticiones, criaturas de leyenda y monstruos marinos. Este episodio investiga los fuegos de San Telmo, un extraño fenómeno meteorológico y el descubrimiento de los leones marinos, que los tripulantes confundían con sirenas.