Rosario motiva a su grupo antes de salir al escenario con un mensaje claro: hay que vivir un día a la vez. Con determinación, les promete hacer todo lo posible para mantener el Plaza Garibaldi funcionando. El Coloso, conmovido por su fortaleza, aprovecha el momento para reafirmarle su apoyo incondicional. Rosario se sincera con Emiliano sobre la presión que siente al tener que decidir el futuro del Plaza Garibaldi, consciente de que su elección podría afectar a personas que aprecia profundamente. Emiliano, con empatía, la alienta a seguir adelante y le comparte las decisiones difíciles que también ha enfrentado en su vida.