Anthony Perkins, famoso por su papel de Norman Bates en Psicosis, tenía mucho más en común con el protagonista de la película de lo que parecía: una relación muy… especial, con su madre. Una obsesión materna, el deseo de la muerte de su padre y su relación con el virus del SIDA, marcaron su vida y su carrera hasta el día de su muerte el 12 de septiembre de 1992.