Por muy distintos entre sí que sean, ni nobles ni plebeyos pueden escapar de la muerte. Pronto o tarde, con violencia o sin ella, todos sentiremos algún día su abrazo. Eso sí, de todas las formas de abandonar este mundo, hay una que todos los animales del mundo temen. Un elemento que nos fascina y da vida, pero que a la vez lo arrasa todo a su paso: el fuego. A pesar de ser símbolo de la civilización, y aunque el ser humano lo controla desde hace tiempo, es imposible dominarlo del todo. Los más sabios lo saben. Los más necios, lo sufren. Incluidos los reyes.