Durante casi tres décadas y aparentando mucha respetabilidad, Georgia Tann lideró un vasto imperio de tráfico infantil a la luz de toda la sociedad. De California a Nueva York, el alcance de su organización fue tal que incluso estrellas de Hollywood como Joan Crawford o el magnate Herbert Lehman (Lehman Brothers) adquirieron niños a través de ella. Niños robados a sus padres, secuestrados o dados por muertos sin estarlo.