El conocido método de hacer creer a la víctima de su percepción y cordura tiene su origen en la obra teatral “Luz de gas” de Patrick Hamilton estrenada por primera vez en 1938. Sus dos adaptaciones posteriores al cine popularizaron la historia de esta mujer subyugada por su marido hasta el punto de creer que está perdiendo la razón. Historia imperdible en el imaginario de hoy.