Es abril de 2017, y Mark Zuckerberg lanza un nuevo desafío para Snapchat. Al hacer que sus filtros faciales sean de código abierto, el gigante de la tecnología va directamente a por la función más popular de Snapchat. Pero el fundador, Evan Spiegel, tiene otras cosas por las que preocuparse: Snapchat está perdiendo a los usuarios y el precio de sus acciones está cayendo en picado. Pero cuando estalla el escándalo de Cambridge Analytica, la batalla más apremiante de Facebook se traslada al tribunal de la opinión pública.