Segunda parte del monográfico sobre la historia de nuestros enemigos, o sea, todos aquellos que se empeñaron en que los homosexuales éramos el mal y el pecado y que había que acabar con todos, extirpándonos de la faz de la tierra en nombre del Altísimo. Seguimos con la Caída del Imperio Romano y con la Edad Media, en la que se sigue la estela que habían dejado los emperadores cristianos gracias a la homofobia de Filón de Alejandría y San Pablo. Ahora les toca coger el relevo de la homofobia a más santos de la Iglesia, porque les hicieron santos a todos: San Pedro Damián, San Agustín, Santo Tomás de Aquino, y nos paseamos también por la Hispania visigótica donde les parecía que castrar sodomitas era lo menos que podían hacer, por Francia y hasta por Tierra Santa...