Era enero de 1999 y en el cementerio la rana de Huelquén, Enrique Contreras Vilches, un comerciante próspero de 54 años, fue sepultado por un grupo de personas quienes no demostraban sentimientos. Sin embargo, los sepultureros sentían incertidumbre de tal funeral, ya que los deudos no dijeron palabras al despedir al difunto. Enrique Contreras murió en extrañas circunstancias, dejando un seguro multimillonario a una joven extraña.