Entradas para conciertos con dos años de antelación, restaurantes de moda sin mesa durante meses, vacaciones de verano planificadas el verano anterior… Ahora mismo vivimos bajo una obsesión, la de la hiperplanificación que nos lleva a la ocioansiedad. ¿Por qué no podemos vivir con la agenda vacía de planes? Lo analizamos con Raquel R. Incertis