Muchas profecías del Antiguo Testamento señalan Egipto como el lugar de donde vendría el salvador de Israel. Por esta razón los evangelios colocan a Jesús en su infancia en el país de los faraones. Parece que no hay evidencias históricas ni arqueológicas sobre ello, pero la leyenda ha calado tanto en el pensamiento cristiano que ha convertido Egipto en un lugar de peregrinaje.