Begoña es de Lasarte, Gipuzkoa. Su vida ha estado marcada por un silencio familiar, anclada en una ausencia de la que nadie podía hablar. De la que no se podía hablar. Su hermana, que murió a los dos años y a la que no conoció, llevaba su mismo nombre. Y la historia de su muerte, la que construyó con los retazos que pudo ir rescatando de la pena de sus padres, hace poco empezó a resquebrajarse. Así empieza su historia.