Jean-Claude Romand llevó su mentira tan lejos que enloqueció. Soñaba con ser médico pero desaprobó un examen y no pudo tolerar la frustración de aceptarlo. Entonces comenzó a tejer el engaño que sostuvo durante décadas. Ni su esposa ni sus padres, mucho menos sus hijos, supieron nunca que el prestigioso doctor Romand se escondía cada vez que decía que conducía hasta su oficina en la OMS. Durante décadas. Hasta que ya no soportó hacerlo más. El escritor Emmanuel Carrère escribió con su caso el libro El impostor.