"Retrato de María Félix" es la pintura con la que Diego Rivera declara su amor a "la Doña" en 1949. Ofendida con su desnudez, la actriz lo recubre con cal. Es el comienzo del peregrinar de la pintura, que adquiere el cantante Juan Gabriel. Al fallecer el Divo de Juárez, Veka Duncan descubre que el cuadro ha imitado a sus antiguos dueños: desaparece de repente.