Ángel, un hombre de edad madura, no quiere que extraigan los órganos de su mujer Pilar para ser donados. La hija le comenta que era el deseo de su madre en caso de muerte. Pero el receptor resulta ser Emilio, a quien Ángel conoce desde jóvenes, cuando ambos cortejaban a Pilar. Ángel consiguió casarse con ella pero aún se guardan rencor por lo que, de haber sabido que el órgano iba a ir a parar a su rival, no hubiera permitido el transplante. Tras la operación exitosa, Emilio conoce a la hija de Pilar. Por una marca de piel, se da cuenta de que la chica es su propia hija.
Por otro lado, Melero, un cocinero de un hotel, echa una bronca a sus ayudantes por fumar en la cocina. Por el estado de excitación en el que se encuentra, sufre un fuerte dolor en el pecho, por lo que es trasladado al Hospital Central. Allí le dicen que al haber dejado de fumar le ha aumentado el peligro de sufrir un infarto.
Le someten a una serie de pruebas en las que le encuentran un tumor. También descubren que ya estuvo en Hospital Central hace tiempo, pero no le detectaron la enfermedad incipiente. Santiago no ve la necesidad de decirle al paciente que el diagnóstico de entonces fue erróneo. Aimé apela a su conciencia y cree que deben comunicárselo.