Dos chicos que vuelven a casa después de una noche de marcha se encuentran con la puerta cerrada. Al intentar pasar por la ventana uno de ellos cae al patio e ingresa en el hospital completamente borracho. Javier no es capaz de detectar el origen de sus dolencias y no puede descubrir a tiempo un hematoma epidural. El paciente reacciona mal y muere, lo que nadie puede entender debido a que entró en el hospital sin una dolencia grave.
Un niño cae a una piscina cubierta con una lona y está a punto de ahogarse. Cuando Mario y Diana llegan el niño ya no tiene pulso, pero Mario se empeña en hacerle la respiración artificial. Después de mucho tiempo sin constantes vitales consiguen que el niño recupere el pulso.