El Palmar celebra su fiesta más importante, la rifa de los lugares para pescar. La fortuna favorece a Tonet, que obtiene "la Sequiota", el lugar preferente. Cañamel le proporciona el dinero y las artes necesarias para la explotación, convirtiéndose en su socio. Todo transcurre con normalidad hasta la noche de San Juan, en que un sobrino de "La Samaruca", al frente de los cantantes del pueblo, interpreta a la puerta de la taberna unas piezas que manchan la honra de Cañamel.