El sueldo medio de la población es de 250 dinares jordanos, exactamente lo mismo que cuesta el alquiler de una casa. "Mi sueldo es de 250 dinares. No es un buen negocio, pero es trabajo", afirma una empleada de hogar. Y es que aunque en Jordania no se pasa hambre, tan sólo el 3% de su población es rica, "mi casa tiene unos 950 metros cuadrados, actualmente costaría unos 5 millones de euros", nos cuenta Nadia, una madrileña casada con un jordano. La gastronomía jordana es sencilla y deliciosa. El Hassem es el restaurante más antiguo de Ammán. "Aquí han venido a comer los Reyes, Abdálá II y Rania", dice Omar, "son gente del pueblo, siempre se les puede ver en actos benéficos, con los niños..." continua afirmando Samar. Aunque no poseen buenos equipos de fútbol, viven la liga española. Aquí la afición se divide en dos, Barcelona-Real Madrid. "Xavi, Alonso, Piqué, Messi", grita eufórico un hincha del Barça. A 60 kilómetros de la capital está el Mar Muerto, la playa de Ammán. Aquí se bañan, almuerzan y hasta encuentran un hueco para la oración. "Después de limpiar su cuerpo, limpian su alma dándole gracias a Dios, a Alá", nos cuenta Carlos, un fotógrafo afincado en Ammán. En el desierto de Wadi Rum todavía se puede experimentar la vida beduina. Una cultura hermosa que aún duerme bajo las estrellas. "Los beduinos son gente dura pero muy amable", cuenta Samer. "Nos han hecho proposiciones de matrimonio", dice entre risas una turista española. A orillas del Mar Rojo se sitúa Aqaba. "Me gusta, me encanta", grita Paqui mientras se peina. Este es un importante núcleo turístico gracias a sus impactantes paisajes submarinos. Petra es la antigua capital del reino nabateo. Una ciudad excavada en la roca que se hizo muy popular tras el rodaje de Indiana Jones y la última Cruzada. "Aquí se rodó parte de la película. La fachada del Tesoro es la misma, pero el interior nada tiene que ver con la realidad", nos cuenta Miriam.