Nacido en Somosierra abre a tajo las tieras segovianas en cuanto deja la montaña y entra en el llano. A sus orillas crecen Sepúlveda o Fuentidueña mientras el río se hace a veces misterioso y otra esconde centros religiosos en lo más hondo de la gran hoz del río. Desde las paredes verticales y crujientes, los buitres esconden silenciosos sus secretos como lo hacen las gentes de Cantalejo, que en sus formas de expresarse refugian el secreto de los viejos tratantes de ganado. En la hermosa Peñafiel, bajo el castillo, el río deja sus aguas contra las aguas más turbias y bruscas del Duero. Otra hermosa leyenda que se desvanece frente a la realidad.