Cuando Miriam y Juan se casaron, no se imaginaban la grave situación financiera que atravesarían pocos meses después del enlace. Ambos aportaron al matrimonio hijos de relaciones anteriores y un deficiente sistema a la hora de administrar la casa. Su necesidad de comprar una casa más grande aumentó la mensualidad de su hipoteca. Y para mantener el nivel de vida que llevaban, Juan, que se ocupa de la gestión, solicitó múltiples créditos al consumo cuyos intereses les dejan al borde de la ruina. Su nivel de deuda ha generado un clima de desconfianza, de reproches continuos y de peleas que están poniendo en peligro la felicidad de la familia. La Familia Camino tendrá que tomar decisiones vitales que afectan a su futuro como pareja si quieren acabar con una deuda que crece día a día.