Cristina está a punto de dar a luz. Todos deciden, a pesar de la discusión que mantuvieron, ir a Barcelona a asistir al parto. David los recibe a todos con los brazos abiertos. A todos menos a uno: a Luis, el segundo posible padre del niño de Cristina que resulta ser negro. Queda claro que no va a hacer falta ninguna prueba de paternidad para descubrir quién es el padre. A pesar de que la familia prefiere a Luis, David no se da por vencido y está en todo momento al lado de Cristina. Tras el parto descubren que el verdadero padre es Luis pero éste no está dispuesto a hacerse cargo de la situación. David, para tristeza de todos, decide quedarse en Barcelona y criar al niño. Sole va a Barcelona sin mucho entusiasmo, ya que su marido tuvo allí a una amante, llamada Montse y que estuvo a punto de acabar con su matrimonio. Contra todo pronóstico Montse está en el hospital, en la misma planta que Cristina. Sole, a pesar del rechazo que siente por ella le pide a Diana que hable con Montse. Diana lo hace y le asegura a Sole que Montse es una gran persona y que debe hablar con ella para averiguar de una vez por qué decidió romper con su marido. Al final Sole se armará de valor y averiguará que Montse dejó a su marido cuando se enteró que estaba embarazada. El problema ahora es cómo decírselo a Paco. Carlota acude entusiasmada al hospital. No así Gonzalo que siente verdadera fobia por las enfermedades. Sin embargo, una vez en Barcelona, Carlota empieza a preocuparse porque se da cuenta de que no siente ningún tipo de instinto maternal y que además los niños parecen no quererla en absoluto. En el momento en el que nazca su sobrino Carlota volverá a recuperar sus deseos de tener un niño y olvidará sus inseguridades.