Sole se enfada con Paco porque ha borrado el vídeo de la boda de su hermano para grabar el partido de fútbol. Discuten y se reprochan mutuamente el fracaso de su relación materno filial. Durante días sólo se dirigen la palabra para, exclusivamente, meterse pullas. Se adentran en una espiral absurda de críticas y censuras. Los amigos los convencen de que necesitan sentarse y hablar. Descubren, entonces, que deben recuperar el tiempo perdido. Así, Paco ayuda a su madre en las tareas de la casa y Sole se sienta a ver los partidos de fútbol con el hijo. Se comportan como una madre y un niño pequeño. Sole le viste el uniforme para ir a su nuevo trabajo como vigilante en una galería de arte. Y se presenta en el trabajo para llevarle la gorra que se ha dejado olvidada en casa. Finalmente, Sole vence su pudor y le confiesa al hijo que se siente orgullosa de él. Carlota le descubre a Gonzalo el encanto de ir de compras. Sin embargo, Carlota no disfruta con su novio: tiene nostalgia de cuando iba de tiendas con Laura. Diana, entonces, se ofrece a ser la sustituta de Laura. Gonzalo se siente despechado. Se comporta como un amante traicionado y acusa directamente a Diana del engaño. Para compensar, Diana juega a dos barajas, y le propone a Gonzalo ser también su acompañante de tiendas. Se produce un "menage a trois". Diana se encuentra ante un dilema. Para no deteriorar más la relación de los novios convence a Sole para que sea su acompañante. David se encuentra con Jaime, un antiguo compañero del instituto. Los del colegio quieren volver a reunir la pandilla, pero sin Paco, al que ninguno soporta. David no sabe cómo citarse con los viejos amigos sin herir la sensibilidad de Paco. Se le ocurre quedar en una sala de arte: el último sitio donde podría asomar Paco. Ignora David que el nuevo destino del amigo como vigilante tiene lugar en esta misma galería. Cuando los amigos de colegio descubren que David se ve habitualmente con Paco, se marchan y los dejan