Varios cerdos aparecen en Jabugo atacados con misteriosas marcas en el cuello, y el pánico se desata entre los habitantes del tranquilo municipio onubense. Los ganaderos comienzan a colocar ajos en sus fincas, los vecinos temen salir a la calle o lo hacen con jerseys de cuello vuelto, y todo coincide con la llegada de una extraña empresa húngara. Piénsalo, si fueras vampiro, seguramente también querrías cambiar la oscura Transilvania por la Sierra de Huelva. Mejor clima, gente más agradable y, sobre todo, una gran cantidad de matanzas y sangre por la industria del jamón ibérico. ¿Es descabellado pensar que el Conde Drácula ha decidido mudarse?