Elena lleva diez años sin pisar el salón de su casa porque le trae recuerdos negativos del pasado. Su ex marido lo decoró sin contar con ella y esos muebles le provocan rechazo. Su hija es la única que lo utiliza y lo ha convertido en su cuarto de juegos. Elena quiere recuperar el espacio y pasar más tiempo con su hija, disfrutando de una de sus aficiones comunes: la lectura. También le gustaría poder invitar a amigos y organizar reuniones familiares en su casa. El equipo de La Escuela de Decoración tiene por delante una misión complicada: Conseguir que el salón de Elena deje de resultarle hostil y se convierta en algo suyo de nuevo. Por su parte, Arancha es una actriz que, debido a la inestabilidad de su trabajo, quiere poner en marcha un proyecto alternativo. Su ilusión es montar un gabinete de maquillaje y estilismo en su casa con el que podría compatibilizar los dos trabajos. Arancha tiene una habitación, que apenas utiliza, donde los aparatos de gimnasia acumulan polvo. Su idea es crear un espacio donde conviva una zona para showroom y otra donde maquillar y dar clases a sus clientas.