Alba acaba de mudarse a Bellavista, donde ha inaugurado una tienda de antigüedades con su amiga Andrea. Entre sus deseos están llevar una vida tranquila y quién sabe si enamorarse. Sin embargo, no es una chica normal: puede ver y sentir la presencia de personas fallecidas. Siempre ha convivido con ellas, pero ahora ha llegado el momento de que una de estas almas acuda a ella pidiendo su ayuda: Zoe, una chica que murió dejando atrás asuntos pendientes con Natalia, su hermana gemela. No sin dificultades, Alba mediará entre ambas para conseguir que Zoe salde sus deudas con su familia y pueda avanzar y alcanzar el descanso eterno.
En una excursión por el monte, Alba se encuentra con el fantasma de Aitor, un joven de 14 años que murió hace tiempo mientras participaba en una carrera de enduro celebrada en Bellavista. El joven piloto no ha conseguido avanzar hacia la luz porque aún no es consciente de que pertenece al mundo de los muertos. Para Alba, ésta será la primera vez que tenga que enfrentarse a un fantasma sin la ayuda de su abuela. A lo largo de la investigación que rodea a Aitor, Alba conoce a Gabriel, el encargado del Archivo Municipal, un hombre oscuro y misterioso que se revelará como una gran ayuda en sus misiones. Aunque Alba intente centrarse en su misión, parece que otras fuerzas le llevan a acercarse cada día más a Pablo. Para Alicia, la joven que comienza a percibir extrañas sensaciones similares a las que Alba sentía de pequeña, tampoco es fácil. Las visiones que le asaltan desde el incendio son cada vez más persistentes y la niña no es capaz de evitarlas. Ni ante su padre ni ante sus amigas. Además, Alicia descubre que estas visiones tienen algo en común con las de Alba: un espíritu oscuro que, oculto tras una máscara, aparece en una sombría arboleda.
Alba y Andrea tienen un nuevo vecino, Tomás. Sin embargo, no llega solo. Junto a él, aparece Miguel, un violento fantasma que ha estado persiguiendo a Tomás durante mucho tiempo con un solo objetivo: acabar con su vida y, así, vengar desde el más allá lo que no pudo compensar en vida. Alba comienza a tomar conciencia de que tendrá que renunciar a una vida normal para enfrentarse a historias como la de Tomás y Miguel, una renuncia que implica apartar de su vida a Pablo. Sin embargo, lo que les une parece más fuerte que ninguna fuerza llegada del otro mundo. Una dimensión que también rodea y atemoriza a Alicia. Ramón, preocupado por su hija, inicia un peregrinaje por médicos especialistas en busca de una solución que aleje definitivamente a su hija de esa extraña arboleda y del Hombre de la Máscara que habita en ella.
Una vecina de Pablo, Ana (Bárbara Goenaga), protagoniza un intento de suicidio. Por suerte, en la casa del joven médico se encuentran cenando Alba, Andrea y Edu y logran evitar su muerte. Sin embargo, Ana no desea seguir viviendo. Hace tiempo perdió a Santi (Manu Fullola), su pareja, cuando éste ingresó en el hospital para una operación aparentemente sencilla que, sin embargo, acabó con su vida. Alba sabe que el alma de Santi no ha conseguido avanzar. Continúa al lado de Ana y no quiere separarse del amor de su vida. Un amor imposible, como el que Alba siente por Pablo: sabe que debería alejarse de él, olvidarlo. Sin embargo, se siente incapaz. El amor es extraño, algo que Alicia, a pesar de su corta edad, empieza a descubrir: hasta este momento no había sido consciente de todo lo que implicaba la muerte de su madre.
Un hombre sufre un accidente de moto, pero Pablo no puede hacer nada por salvarle la vida. Cuando la víctima acaba pereciendo, el joven médico siente algo extraño: el alma del motorista ha invadido su cuerpo. Alba tendrá que ayudar a este espíritu, el de un hombre que estuvo en la cárcel acusado de asesinato y que, antes de poder avanzar, desea despedirse de su familia, pero se trata de un espíritu manipulador y violento que no duda en poseer y amedrentar a Pablo con tal de conseguir la colaboración de Alba, que tratará de ayudarle sin que Pablo descubra su don. Mientras, Andrea conoce a Víctor, alguien que le hará replantearse algunas cosas. Al igual que Nuria, que tras iniciar una amistad con Gabriel, se acercará cada vez más al secreto que éste esconde.
Alba y Andrea tienen que vender los muebles de la casa de una diseñadora que planea cambiar de vivienda. Sin embargo, en esa casa hay algo más que muebles: hay un espíritu. El de alguien que parece tener otros planes para Luna, el bebé de la diseñadora. Mientras Alba trata de descubrir la identidad y las intenciones de ese espíritu, Pablo se irá acercando a la verdad del secreto que ella le esconde. Su don. Alicia también empieza a darse cuenta de que, ahora, sus visiones son, en realidad, predicciones. Premoniciones de muertes. Pero, ¿puede hacer algo por evitar esas muertes?
Alba y Andrea acuden a la despedida de soltera de Ester (Diana Palazón). Pronto se casará con Luis (Jorge Suquet). Sin embargo, un espíritu parece decidido a impedir que esa boda se celebre. Se trata de una misteriosa mujer vestida de novia, con un velo que le tapa la cara. A pesar de los intentos de Alba por entrar en contacto con ella, la novia fantasma no parece buscar ninguna solución a sus problemas: sólo desea destruir a la pareja que forman Ester y Luis. La confianza entre ambos será clave para superar esta situación. La misma que Alba y Pablo necesitarán para mantener su relación ahora que el médico ha descubierto el don de la joven. Una prueba para la que, quizá, su amor no esté preparado. Por otro lado, Alicia también comienza a descubrir qué es eso que llaman amor, aunque ella nunca podrá vivir las cosas de la misma forma que el resto de chicas de su edad.
Antes de ser consciente de su don, Alba ya tenía contacto con espíritus a los que trataba como a personas del mundo real. La primera vez que se dio cuenta de que los demás no veían lo mismo que ella fue cuando murió Nicolás, un compañero de colegio. Aquél día no supo cómo podía ayudarle y Nicolás se perdió en las sombras. Ahora, muchos años después, el pequeño vuelve de donde nadie ha vuelto para reclamar otra vez la ayuda que entonces no recibió.
Un fantasma se le aparece a Pablo. Junto a Alba, tratarán de averiguar de quién se trata. Es alguien muy cercano a él. La inevitable unión de los dos para descubrir la identidad de este fantasma obligará a Pablo a replantearse la opinión que tiene del don de Alba. Ahora, los hechos son indiscutibles. Pablo tiene que creer en Alba, una confianza que Alicia también espera que Mario deposite en ella cuando le cuenta que, en una de sus visiones, ha visto la muerte de su amigo.