Pelayo recibe un extraño mensaje en su mesa que le aconseja utilizar un producto para prevenir la caída del cabello. Él lo entiende como el aviso de un desconocido y se da cuenta de que está perdiendo pelo. Muy deprimido por su incipiente calvicie consulta la opinión de Fran y éste, con su habitual forma de ver la vida, le dice que no hay solución a su problema. Pero Pelayo ha decidido luchar y aplicarse diversos productos. Además implica a Fran y los dos comienzan con el tratamiento, que incluye una crema con un sospechoso olor a comida de perro