Fran Camacho no consigue recortar los gastos de la familia, que cada vez son más elevados. El Ayuntamiento ha colocado unas farolas en la calle y va a cobrarles 50 euros por la instalación. Además, la compañía telefónica cada vez les cobra más; al repasar la factura de ese mes aparece una llamada a París que nadie ha realizado. Fran está dispuesto a defenderse de las injusticias, sobre todo de las que afectan a su bolsillo. Se presenta en las oficinas de la compañía telefónica para reclamar, pero sólo consigue que les corten la línea y anulen todos sus móviles. Lola, Belén y Kilo se tiran a la yugular de Fran.